Por Patricia Sánchez Carrillo
¡Ganamos!, esa es una expresión que en
estos días estaremos escuchando del “partido ganador” y bien dicho, si ganar es
hacerlo a través de la compra de votos, rebase de topes de campañas, sobornos,
etc. Sí señores, ganaron, mi felicitación al igual que miles de mexicanos, me
atrevería a decir que NO la tendrán, y no la tendrán porque así no se gana y lo
último que queremos es enseñarles a nuestros niños y jóvenes que esa es la
manera de triunfar.
Me siento orgullosa de ser mexicana y de
ser panista porque aunque a muchos les duela, sabemos que no ganó quien pudo
ser la mejor persona para ocupar la silla presidencial, aunque los resultados dicen
otra cosa.
Todos sabemos que lo ideal sería vivir y
dejar vivir en armonía, como decía Benito Juárez, el Benemérito de las Américas:
“El respeto al derecho ajeno es la paz”, lástima que cada vez hagamos más cosas
para que esa frase célebre se convierta más en una utopía que en una realidad.
Hoy en la mañana escuché un noticiero en la
televisión de un hombre que se viste de payaso, me llamó la atención lo que
dijo “esta sociedad ha cambiado, no es la misma de antes, ahora no le
permitiremos a nuestros gobernantes que sigan con sus mismas prácticas”. No
supe si reír o llorar, mejor cambié de canal. “Una sociedad diferente” quiero
pensar que en ciertos niveles existe, pero tristemente se dejó ver en esta elección
que sigue ganando Don Dinero, Don Favores o Doña Mafia.
Pero bueno, nuevamente estamos aquí,
gobernados por ya sabemos quienes, así que lo mejor es que nos dejemos de
quejar, que si el gobierno esto o aquello, que los políticos corruptos, que si la
culpa es del presidente, de los gobernadores, de los presidentes municipales, que
si los impuestos, o que las campañas etc., y de veras comencemos a demostrarnos
a nosotros mismos como sociedad que hemos aprendido algo.
Los políticos no son extraterrestres que
bajan a la tierra a controlarnos o dirigirnos la vida, somos nosotros los
mexicanos, los nacidos o naturalizados y hasta los visitantes, los que hacemos
de nuestro lugar algo digno o no para vivir.
“Hijos del rigor… seguid votando a los
mismos de siempre”. Para cambiar este país necesitamos aprender a responsabilizarnos
de nuestro voto y acudir a sufragar, aprender a ceder el paso, a usar el
cinturón de seguridad, a detenerse en un alto, a usar el puente peatonal, a poner
la basura es su lugar y no en la calle, a respetar, a ahorrar, estudiar,
prepararse, trabajar, no insultar, hacer a un lado la agresividad, respetar lo
ajeno, pagar impuestos, comprar en el
mercadito, dar preferencia a las marcas nacionales, leer más, reciclar, no
dañar la propiedad privada, no estacionarse en el lugar reservado especialmente
para discapacitados, amar, ayudar a nuestros semejantes, conocer al vecino, ver
menos tele, dejar de pelear, dejar de mentir, no tomar y manejar, donar sangre,
no discriminar, no maltratar a los animales, no dar mordidas, respetar los semáforos
y los pasos peatonales, no circular en sentido contrario, no comprar cosas
robadas, no colgarse de la luz del vecino, no robar la señal de cable, ceder
los asientos a ancianos, discapacitados, embarazadas, regresar el cambio cuando nos dan
de más, no comprar piratería, cuidar a la niñez, saber escuchar, etc.
La principal materia prima de este país somos
nosotros y somos los únicos que podemos hacer la diferencia para bien o para
mal, y no los gobernantes. Ellos trabajan para nosotros, y lo deben hacer bien,
teniendo una economía estable, respetar y hacer valer las leyes, aprobar
reformas que mejoren el sistema educativo, proporcionar vivienda y seguridad a
los ciudadanos, garantizar un trabajo digno entre otras cosas.
Tenemos que entender que tan culpables son
ellos como nosotros cuando preferimos dar una mordida al oficial que nos detuvo
en la calle por alguna violación al reglamento de tránsito, si busco por todos
los medios conseguir chamba de policía o judicial cuando sé que no tengo
preparación alguna ni capacidad y lo hago sólo porque creo que ganaré dinero fácil,
si tengo un accidente vehicular en la calle y huyo de la escena para no hacerme
responsable de mis actos, si veo que se comete un delito frente a mis ojos y no
lo denuncio, si prefiero vender mi voto por unos pocos pesos, promesas de
empleo o despensas sabiendo que a cambio estoy arriesgando la seguridad y
economía de mi país y de miles de
personas, si prefiero seguir siendo ignorante y no terminar la escuela o leer
un libro; esas son decisiones propias y ahí no entra para nada el gobierno.
Este pasado domingo los mexicanos elegimos a
quien queremos que nos gobiernen, resultando ganador un grupo representado por
personas que en el pasado sólo nos trajeron crisis económica, social,
asesinatos sin resolver, censura los medios de comunicación, persecuciones políticas, negociación con
los narcos, etc.
Quiero pensar que esta vez, habiendo sido castigados
durante 12 años, hayan aprendido que con los ciudadanos no se juega, que los
podemos volver a sacar y desde lo más profundo deseo que hagan las cosas bien
por México, pero no puedo evitar tener miedo aunque mi fe es mayor y eso es lo
más importante.
Hay algo que tenemos que aprender de todo
esto, espero que el costo no sea muy caro, finalmente el pueblo ya habló y no
me queda duda que si nos quedamos callados, pasivos ante la impunidad tendremos
bien merecido un país como el que ya conocimos.
Si
nos ponemos las pilas como ciudadanos y dejamos de manejar la doble moral y el
doble discurso seguramente tendremos el país que todos merecemos JUSTO, SÓLIDO
Y LIBRE. PERO ESTO ES UN TRABAJO DE TODOS.
Soy su amiga de siempre Patricia Sánchez
Carrillo
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