Concluido el ajetreo electoral y ya en un ambiente
más tranquilino y con la mente despejada, sin ese constante ir y venir por los
asuntos propios de tan cacareada elección, es el momento de hacer un alto en el
camino y reflexionar, ¿realmente esto es lo que queremos los mexicanos?
Patricia Sánchez Carrillo
Hoy, sorprendidos y parecería ser que hasta espantados,
se habla de una compra desmedida de votos, de sobornos al por mayor, de
excesiva publicidad, etc. Y todo esto se reduce a que se rebasó, y por mucho, el
tope de gastos de campaña y a una gran corrupción. Sabíamos que esto estaba
pasando y que las instituciones electorales todo el tiempo se hicieron ojo de
hormiga. También en su momento sabíamos que esto era bola cantada y que sólo
así el partido “GANADOR” podría tener la oportunidad de regresar a Los Pinos… en
fin.
En realidad lo anteriormente mencionado es un verdadero
problema que ha alcanzado la categoría de “Cultura Nacional”, a qué me refiero con
esto, que mientras se sigan aceptando sobornos pequeños o grandes por la venta
del voto y mientras esto no cambie seguiremos teniendo el gobierno que
merecemos.
Para ampliar lo expuesto haré un breve relato de cómo
se las gastan algunos partidos, así mismo espero que esto nos sirva de
referencia y nos permita ver cómo el cobijo que “brinda” la sociedad con su
voto, sigue fomentando un mal entendido avance democrático.
Fíjese usted, previo a la contienda electoral escuchamos
y leímos en las noticias el penoso incidente propiciado por el entonces
candidato a diputado del PRD a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y
anteriormente ex delegado de Tláhuac, Rubén Escamilla Salinas, que por el
apellido me pregunto si será pariente del innombrable y funesto personaje que
todos conocemos; en el mes de junio por las redes sociales circuló un video,
donde a Escamilla se le ve recibiendo favores sexuales de una empleada de su
delegación a cambio de otorgarle a ésta su base dentro de la plantilla de
trabajadores de la demarcación antes señalada.
Se dice que este video lo hizo público Martínez
Rojo, ex delegado de Tláhuac, involucrado también en actos de corrupción y tío
de la susodicha, éste tema fué conocido por la dirigencia nacional de su
partido el PDR, quién señaló que la candidatura de éste era insostenible; a su
vez, Escamilla mandó un documento donde manifestaba interrumpir sus actos de
campaña para tomar unos días de descanso, sin embargo al concluir las
elecciones, los resultados preliminares del IFE del Distrito Federal colocaron
a Rubén Escamilla con 52 mil votos, que representan 48.89% del total del
listado nominal, frente a 29 mil votos
que obtuvo su más cercano competidor del PRI. Pese al compromiso de la
dirigencia nacional del PRD de darlo de baja, su nombre apareció impreso en las
boletas y ganó.
Con esta acción quedan de manifiesto dos
circunstancias, primero la tomada de pelo y segundo el claro agravio a la
población por parte del PRD, sin embargo sabemos que ellos así hacen “política”,
por otro lado la necesidad económica y la falta de interés en asuntos políticos
de gran parte de la población de esa delegación (y de muchas otras), hizo que
votaran por ese partido y esa persona sin tomar en cuenta la conducta delictiva
e inmoral de este sujeto, hoy candidato electo a diputado. ¡Tome usted nota!
En los próximos días estarán entregándole su constancia
que lo acredita como candidato electo a ese distrito, por supuesto dándole con
ello la protección del fuero constitucional y premiándolo por su inmoral
proceder. Los hechos hablan por sí solos, fueron realizados en oficinas gubernamentales,
en el mobiliario del mismo, en horas de trabajo y sin dejar de mencionar, con
una comprobada promesa de mejora laboral a cambio de un favor sexual, conducta
que está inscrita en nuestros ordenamientos legales como punible.
Como ustedes saben en todos lados se cuecen habas,
en nuestro vecino país del norte casi le cuesta la presidencia al ex presidente
Bill Clinton, al tener una relación furtiva con la entonces becaria de la Casa Blanca,
Mónica Lewinsky quien destrozó la carrera política de este ex mandatario. ¿Será
acaso que en lo mucho se ve lo poco?
Y como este evento, ¿cuántos les gusta que hayan
habido?, el candidato del partido que “ganó la Presidencia” se la pasó
deslindándose por completo del ex gobernador
mexiquense Arturo Montiel, del ex presidente de la República, Carlos Salinas de
Gortari, del ex líder priísta Humberto Moreira, y del ex mandatario de
Tamaulipas, Tomás Yarrington, o como el caso del “Niño Verde”, candidato a
Senador por Quintana Roo, o traiciones como la del ex presidente a la
única candidata. En fin, este tipo de
actuaciones de nuestros políticos denota el estado de desacomodo de la sociedad
y de la política.
¿Será que la inclusión y la elección de malos e
inmorales candidatos es por una descomposición social? Mi respuesta es que sí, de
otra forma no entendería como este pasado primero de julio muchos ciudadanos votaron
por EPN a pesar de saber quién es y el equipo que trae consigo o por el
mesiánico AMLO que, para variar, aún después de haber prometido y firmado un
pacto de reconocer a los ganadores y respetar los resultados de la contienda electoral, una vez
más impugnará y con ello desestabilizará a la sociedad como lo hizo en el 2006,
claro ahora bajo el cobijo ya no de la UNAM, sino de la impetuosa juventud del
movimiento #Yosoy132, que esperamos que sus líderes y cabecillas no terminen vendiéndose
al mejor postor como en muchas ocasiones ha sucedido.
Ahí se los dejo para su reflexión.
Soy su amiga Patricia Sánchez Carrillo.
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