Una vez
que más o menos ha disminuido la “cruda” electoral, sin que se hayan
oficializado aún los tristes resultados, todo parece indicar que en nuestro
país se dará un regreso a quienes nos gobernaron por 70 años. Pero la verdad,
no recuerdo una guerra electoral tan sucia y tan denigrante, tanto para las
instituciones involucradas, como para el pueblo.
Carlos González Alonso
Me parece que es muy
importante saber guardar la calma y no detener el trabajo que implica
transformar nuestro país en otro donde exista la verdadera democracia, donde se
sancione verdaderamente a los partidos políticos y a los candidatos que se
relacionen, de cualquier forma, con esta bochornosa situación que hoy vivimos
los mexicanos. Haya ganado o no nuestro candidato.
Lo que es indudable es que
fue el proceso electoral con las campañas más caras de la historia, que
rebasaron incluso lo que en EU se gasta en sus propias campañas, millones de spots por radio y televisión, menciones
de los candidatos por los medios, pagadas por “fuera”, anuncios espectaculares
por todas las ciudades y hasta pueblos de nuestro país, cientos de miles de
despensas, cheques al portador, efectivo, tarjetas de descuento en
autoservicios, manipulación en las boletas en las casillas, huesos para roer
durante el sexenio, prebendas mediáticas, amenazas laborales, encuestas
manipuladas o peor todavía, defectuosas, y creo que me quedo corto en esta
breve relación de delitos electorales.
El caso –me parece a mí– es
que el dinosaurio sacó sus enormes colmillos y mientras los demás partidos
pensaban que le iba a ser imposible triunfar, elaboró una estrategia que sin
duda le dio resultado. Ya me extrañaba tanta propaganda al famoso “blindaje”
ideado por el IFE y por lo pronto, parece que no estuvo allí el “trinquete”,
sino que se había hecho ya mucho antes. De cualquier manera, es algo que sólo
el tiempo dirá (si es que lo hace) la verdad o más bien la mentira que yace en
todo esto.
En definitiva, me quedo con
el despertar de los jóvenes, aunque me parece todavía muy “clase mediero”, pero
que se atreven a enjuiciar la actuación del sistema político en general, cuando
antes la política no les interesaba, precisamente por no creer en ella. Ojalá
sepan trascender con sus movimientos y alcanzar al pueblo, aprendiendo lo que
es la política y sus intereses, para adquirir las bases que les permita
juzgarlo con argumentos de peso, como ahora que pacientemente esperaron que les
atendieran y levantaron actas de denuncias en los cauces legales.
Aunque me
sigue preocupando también el factor de manipulación que se pueda estar
ejerciendo sobre ellos y espero que cuando sus posturas maduren, vayan llegando
a esa posición de verdadera lucha por los intereses del pueblo, no de los
partidos, cualquiera que sea.
Y por último, me quedo con
la gran calma y paz mediática de que todos disfrutamos sin las campañas.
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