domingo, 15 de julio de 2012

Cuestionar y autocuestionarse


Una vez  que más o menos ha disminuido la “cruda” electoral, sin que se hayan oficializado aún los tristes resultados, todo parece indicar que en nuestro país se dará un regreso a quienes nos gobernaron por 70 años. Pero la verdad, no recuerdo una guerra electoral tan sucia y tan denigrante, tanto para las instituciones involucradas, como para el pueblo.

Carlos González Alonso


Me parece que es muy importante saber guardar la calma y no detener el trabajo que implica transformar nuestro país en otro donde exista la verdadera democracia, donde se sancione verdaderamente a los partidos políticos y a los candidatos que se relacionen, de cualquier forma, con esta bochornosa situación que hoy vivimos los mexicanos. Haya ganado o no nuestro candidato. 

Lo que es indudable es que fue el proceso electoral con las campañas más caras de la historia, que rebasaron incluso lo que en EU se gasta en sus propias campañas, millones de spots por radio y televisión, menciones de los candidatos por los medios, pagadas por “fuera”, anuncios espectaculares por todas las ciudades y hasta pueblos de nuestro país, cientos de miles de despensas, cheques al portador, efectivo, tarjetas de descuento en autoservicios, manipulación en las boletas en las casillas, huesos para roer durante el sexenio, prebendas mediáticas, amenazas laborales, encuestas manipuladas o peor todavía, defectuosas, y creo que me quedo corto en esta breve relación de delitos electorales.

El caso –me parece a mí– es que el dinosaurio sacó sus enormes colmillos y mientras los demás partidos pensaban que le iba a ser imposible triunfar, elaboró una estrategia que sin duda le dio resultado. Ya me extrañaba tanta propaganda al famoso “blindaje” ideado por el IFE y por lo pronto, parece que no estuvo allí el “trinquete”, sino que se había hecho ya mucho antes. De cualquier manera, es algo que sólo el tiempo dirá (si es que lo hace) la verdad o más bien la mentira que yace en todo esto.

En definitiva, me quedo con el despertar de los jóvenes, aunque me parece todavía muy “clase mediero”, pero que se atreven a enjuiciar la actuación del sistema político en general, cuando antes la política no les interesaba, precisamente por no creer en ella. Ojalá sepan trascender con sus movimientos y alcanzar al pueblo, aprendiendo lo que es la política y sus intereses, para adquirir las bases que les permita juzgarlo con argumentos de peso, como ahora que pacientemente esperaron que les atendieran y levantaron actas de denuncias en los cauces legales. 

Aunque me sigue preocupando también el factor de manipulación que se pueda estar ejerciendo sobre ellos y espero que cuando sus posturas maduren, vayan llegando a esa posición de verdadera lucha por los intereses del pueblo, no de los partidos, cualquiera que sea.

Y por último, me quedo con la gran calma y paz mediática de que todos disfrutamos sin las campañas.

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